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La economía naranja es una herramienta de desarrollo cultural, social y económico que se diferencia de otras economías porque se fundamenta en la creación, producción y distribución de bienes y servicios cuyo contenido tiene carácter cultural y creativo que se puede proteger por derechos propiedad intelectual, así lo refirió el doctor Juan Fernando Sansón de la Fundación Universitaria Cafam (UNICAFAM) de Bogotá en Colombia.

El profesor investigador señaló que el Cirque du Soleil, Tour Ruta Del Vino y Queso, El Día de Muertos y las diversas maneras en que se celebra en varios estados de México y los viajes en el Chepe Express son ejemplos de esta economía y turismo naranja.

Además habló sobre la definición y relación cercana entre la cultura y la economía que genera esta tendencia: “Toda aquella idea que usa la cultura, todos los elementos que se agrupan dentro de la misma, como tradiciones, gastronomía, arte, patrimonio, para mover la economía o generar una idea de negocio, como el turismo, espectáculos y otros servicios”.

La economía naranja -dijo- permite promover el patrimonio material e inmaterial de una sociedad. Señaló que los beneficios de esta economía es que desarrolla y comparte la cultura, dinamiza la economía, el progreso, genera empleos, protegen tradiciones, bienes culturales, revitaliza el patrimonio cultural y genera ingresos.

Ésta se estableció de manera permanente entre los años 2010 y 2012 en la región de América Latina y beneficia a muchos sectores de la población, en especial los sectores autóctonos de cada zona que se dedican a fabricar, representar y compartir parte de la cultura a la que pertenecen.

Agregó que deben tenerse otras consideraciones en este tema, la economía naranja puede tener elementos negativos si no se vigila que ésta se proteja y use de manera adecuada para beneficiar a la zona en la que se practica. La economía naranja puede mercantilizar o sobre explotar la cultura, causar la pérdida de autenticidad, apropiación cultural, no vincular a quienes le dan vida a la cultura en procesos de desarrollo, rechazo por parte del local a nuevos desarrollos.

“Es necesario el compromiso real de los estados para este desarrollo, ya que la pérdida de la cultura puede suceder cuando los gobiernos, individuos o empresas toman y sobre explotan a la misma en su beneficio y dejan de lado la importancia de la innovación, la esencia y la trascendencia de la sociedad y del país en pro del beneficio monetario”, dijo en una clase a distancia donde participaron alumnos de la Licenciatura de Administración y de Gestión de Empresas Turísticas de la Universidad Autónoma de Guadalajara (UAG).

Por Jorge A. Leyva

Periodista. Licenciado en Comunicación. Columnista en Agenda Setting Diario. Comentarista de política en radio. Journalist. Fan del Café Necesario Marketing Político y Social Media Publicidad: [email protected]

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