El pasado 22 de mayo, The Lancet publicó un estudio que indicaba que la hidroxicloroquina no sólo no ayudaba en el tratamiento de los enfermos de Covid-19, sino que además resultaba ser dañina para ellos.

Fueron cuatro autores del estudio en su conjunto, quienes primeramente sostenían los efectos nocivos de la hidroxicloroquina, y ahora tienen opiniones divididas: “No podemos seguir garantizando la veracidad de las fuentes de datos primarios”, indicaron tres de los autores, acusando con ello al cuarto autor, Sapan Desai, patrón de la compañía que recogió los indicadores y que ahora se niega a dar acceso directo a ellos.

La publicación de este estudio causó un impacto global con repercusiones importantes, ya que derivado de éste, la Organización Mundial de la Salud se vio obligada a suspender los ensayos clínicos de este fármaco como tratamiento en la lucha contra el coronavirus.

Posterior a muchas críticas que cuestionaban la metodología del estudio realizado a 96 mil pacientes hospitalizados entre diciembre y abril, por parte de científicos escépticos sobre los efectos nocivos de la hidroxicloroquina en el tratamiento, la OMS anunció ayer la reanudación de los ensayos clínicos con esa molécula.

“Iniciamos un análisis independiente de Surgisphere con el acuerdo de Sapan Desai para evaluar el origen de los elementos de la base de datos, confirmar que era completa y replicar los análisis presentados en el artículo”, escribieron los otros tres autores en el texto publicado en Lancet.

Pero al rechazar Surgisphere trasladar la base de datos por acuerdos de confidencialidad con clientes (los hospitales donde se obtuvieron los datos), los expertos enviados “no pudieron realizar una revisión independiente, por lo que informaron de la retirada de los procesos de evaluación por parte de los colegas”, agregaron.

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