A pesar de no estar validado científicamente, personas que todavía sienten los efectos colaterales del Covid-19 viajan a otros países y gastan miles de euros para intentar curarse a través de la aféresis, un tratamiento que hasta ahora no tiene respaldo científico.

Un grupo de investigadores ha lanzado una advertencia sobre los riesgos que implica tratar con un «lavado de sangre» a las personas que tienen Covid prolongado, según detalla un artículo publicad por la revista British Medical Journal (BMJ).

Ya son varias las personas que sufren de los efectos prolongados del Covid-19, pero se desconocen sus causas. Algunos expertos creen que la enfermedad es generada por pequeños coágulos de sangre en los pulmones y vasos sanguíneos que dificultan el flujo de oxígeno por el cuerpo. Otros piensan que se trata de un sistema inmunitario descontrolado o de la presencia persistente del virus en el cuerpo.

En búsqueda de una cura, algunas personas gastan miles de euros en viajes a países como Chipre, Alemania o Suiza para realizarse este tratamiento experimental llamado aféresis, pero los autores de la investigación no están seguros de sus efectos.

¿Qué es la aféresis?
El tratamiento de «lavado de sangre» o aféresis consiste en extraer la sangre de una persona, filtrarla para eliminar lípidos y proteínas inflamatorias, para posteriormente devolverla al cuerpo. En la actualidad, no se han realizado ensayos clínicos en personas con Covid prolongado para demostrar o no su eficacia, por lo que un tratamiento de este tipo no tiene respaldo científico.

«Como no sabemos cómo se forman, no podemos decir si este tratamiento impedirá que los microcoágulos vuelvan a aparecer», dijo Robert Ariens, profesor de biología vascular de la Facultad de Medicina de la Universidad de Leeds.

La aféresis solo se practica como último recurso en personas con trastornos de lípidos intratables. Entre sus principales riesgos se encuentra el sangrado, coagulación, infecciones y reacciones secundarias a los medicamentos utilizados en el proceso.

Miles de euros gastados, pero sin resultados esperados
En el documento publicado por los investigadores se relata la historia de una joven procedente de los Países Bajos que gastó casi todos sus ahorros para viajar a Chipre y someterse al «lavado de sangre».

La neerlandesa contrajo Covid-19 en noviembre de 2020 y sufrió efectos secundarios de la enfermedad como fatiga, confusión mental, palpitaciones aceleradas, dolores de pecho y dificultades para respirar.

Las pruebas médicas iniciales no indicaron nada inusual, lo que suele ser normal en personas con esta enfermedad. Tras renunciar a su trabajo por incapacidad laboral, halló un grupo sobre Covid prolongado en Facebook y se enteró que existía una supuesta alternativa.

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