Por Jordi Leyva

Día a día nos exponemos a diversos químicos y contaminantes, de los que no estamos al tanto. Un ejemplo es el glifosato, un producto de uso común en la agricultura, un herbicida producido por la empresa Monsanto. Hoy por hoy existe una polémica con respecto a los efectos de este compuesto. Monsanto ha invertido millones en publicidad, para respaldar “científicamente” a sus productos, afirmando que no afecta a humanos. Sin embargo, existen evidencias que demuestran efectos en la salud, las tasas de cáncer han aumentado, las mutaciones son cada día más comunes y los productos GMO’s (Gentically Modified Organism) resaltan cada vez más.

Introducido al Mercado comercial en 1974 bajo el nombre de “Roundup” por la empresa Monsanto, el compuesto N-Fosfometil glicina (glifosato) ha sido controversial desde sus orígenes. La razón principal de dicha polémica, son los estudios con conclusiones opuestas y falta de seriedad por parte de los científicos. El mecanismo de acción del glifosato consiste en inhibir la enzima 5-enolpiruvilshikimate 3-fosfato sintasa, necesaria para sintetizar aminoácidos aromáticos por medio de la “Shikimate Pathway”, una ruta realizada por bacterias y plantas.

¿El glifosato es inofensivo para humanos?

No existe una respuesta determinante para afirmar que no lo sea, así como no hay razones suficientes para clasificarlo como un producto no tóxico.  La realidad es que hay estudios que demuestran que aplicando glifosato y Roundup en diluciones muy por debajo de las utilizadas en la agricultura, las células embrionarias y placentarias resultan afectadas, produciendo daño mitocondrial y dos tipos diferentes de muerte celular, necrosis y muerte celular programada, dentro de las 24 horas.

En Paraguay, 52 mujeres estuvieron expuestas a herbicidas a base de glifosato y durante el embarazo sus hijos nacieron con malformaciones congénitas como, microcefalia, anencefalia y malformaciones craneales. En 2009, investigadores argentinos mostraron que, en bajas concentraciones (inferiores al 0,02%) de una formulación comercial del glifosato provocaron trastornos en el desarrollo del esqueleto craneofacial de embriones de renacuajos.

Lo que si está comprobado es que el glifosato puede modificar al ácido retinoico, el cual es indispensable para que el vertebrado se forme correctamente ya que la alteración del mecanismo genético del ácido retinoico provoca falta de cierre del cráneo, hidrocefalia, mielomeningocele y malformaciones. Estudios científicos recientes revelaron que el glifosato produce efectos citotóxicos y alteran la constitución del ADN, este fue el punto de partida de las investigadoras Silvana Rosso y Romina Coullery (2014), quienes realizaron estudios in vivo en modelos animales que se exponen al herbicida y experimentos in vitro directamente con neuronas del sistema nervioso de embriones de ratas y los trataron con distintas dosis. Estas células mostraron un desarrollo lento, no había muerte celular, pero si un retraso en su desarrollo, provocando una mala función sináptica, como el retraso de formación del axón, siendo muy corto y poco ramificado.

El glifosato es un compuesto involucrado en una guerra de intereses. Por parte de la empresa multimillonaria Monsanto ha asegurado que es un producto sano, completamente seguro para humanos y por otro lado su detractores -todavía- no han conseguido pruebas suficientes para demostrar lo contrario. En Mexico, se requiere un carnet especial de agricultura para comprar Glifosato, el cual no es muy difícil de conseguir. En México, el 90% de las tortillas tiene rastro de glifosato y sabemos que existe evidencia científica de la toxicidad el glifosato.

Greenpeace  afirma que es cancerígeno

Greenpeace señala sobre el tema que millones de hectáreas de tierras de cultivo, parques y hasta aceras son rociadas con glifosato cada año en todo el mundo. Cuando se usa en agricultura, este compuesto penetra en el suelo, se filtra en el agua y sus residuos permanecen en los cultivos: está en lo que comemos, en el agua que bebemos y en nuestros cuerpos.

Desde hace décadas se viene denunciando los potenciales efectos dañinos del glifosato para la salud humana, pero nunca se han llegado a tomar medidas. En 2015, la Organización Mundial de la Salud (OMS), ha clasificado el glifosato como “probablemente cancerígeno para los seres humanos”, basándose en una fuerte evidencia de que es cancerígeno para los animales. También se sospecha que actúa como un disruptor endocrino y que es tóxico para la reproducción. Entre los principales grupos de riesgo y más vulnerables se encuentran las personas que se dedican a la agricultura, sus familias, fetos, bebés y la infancia. Para aquellas personas que no nos encontramos en estos grupos, la alimentación es la principal vía de exposición a los plaguicidas y por lo tanto al glifosato.

Por Jorge A. Leyva

Periodista. Licenciado en Comunicación. Columnista en Agenda Setting Diario. Comentarista de política en radio. Journalist. Fan del Café Necesario Marketing Político y Social Media Publicidad: [email protected]