Mientras exploraban el paisaje marciano en busca de pistas sobre su pasado acuático, astrónomos se toparon con una sorpresa: una «cara sonriente» emergiendo de la superficie del planeta rojo. Pero no se dejen engañar por su apariencia jovial; esta estructura podría ser la clave para desvelar los misterios de la vida antigua en el Planeta Rojo.
La Agencia Espacial Europea (ESA) compartió recientemente en Instagram una imagen de esta peculiar formación, captada por su Orbitador de Gases ExoMars (The ExoMars Trace Gas), que ha estado analizando los niveles de metano y otros gases en la atmósfera marciana desde 2016.
La «sonrisa» está compuesta por un anillo de antiguos depósitos de sal de cloruro, mientras que los «ojos» son en realidad cráteres de meteoritos. Lo más fascinante es que esta formación solo es visible bajo ciertas condiciones, específicamente cuando se observa con cámaras infrarrojas, que hacen que las sales aparezcan en tonos rosados o púrpuras.
Esta sonrisa cósmica no es solo una curiosidad visual. Forma parte de un estudio más amplio publicado el 3 de agosto en la revista Scientific Data de Nature, que ha identificado 965 depósitos similares en todo Marte. Estos yacimientos, que varían entre 300 y 3.000 metros de ancho, son vestigios de antiguos lagos que se secaron hace miles de millones de años.
«En un pasado lejano, el agua formó magníficos accidentes geográficos como cauces de ríos, canales y deltas en el Planeta Rojo», afirmó Valentin Bickel, científico planetario del Centro para el Espacio y la Habitabilidad de la Universidad de Berna (Suiza).
«Las sales son muy solubles en agua. Los depósitos de sales de cloruro son marcadores del pasado acuoso temprano de Marte y podrían indicar la última vez que una región estuvo cubierta por agua», agregó.
¿Por qué son tan importantes estos depósitos?
Los científicos creen que podrían ser indicadores cruciales de vida antigua en Marte. Hace entre 2.000 y 3.000 millones de años, Marte experimentó un cambio climático dramático que provocó la evaporación de gran parte de su agua. Esto se debió probablemente a la pérdida del campo magnético del planeta, que permitió que el viento solar erosionara gradualmente la mayor parte de su atmósfera.
A medida que los lagos se secaban, el agua restante se volvía cada vez más salada, permitiéndole permanecer líquida incluso a temperaturas tan bajas como -40 grados Celsius. Estas últimas charcas saladas podrían haber sido un refugio para microorganismos extremófilos, capaces de sobrevivir en condiciones extremas. Cuando el agua finalmente se evaporó, las sales podrían haber actuado como un conservante natural, preservando potencialmente evidencias de estas formas de vida extintas durante miles de millones de años.
Depósitos de sales en el «Mar de las Sirenas»
El Orbitador de Gases (TGO) ExoMars detectó estas huellas minerales utilizando su Sistema de Imágenes Estereoscópicas y en Color de la Superficie (CaSSIS). La sensible cámara reveló depósitos de sales de cloruro en la región craterizada de Terra Sirenum, cuyo nombre en latín significa «Mar de las Sirenas». Aunque no hay sirenas ni mares mitológicos en el Marte actual, el nombre evoca el pasado acuático del planeta.
«Lo más probable es que esos depósitos de sal se formaran a partir de estanques poco profundos de agua o salmuera que se evaporaron en el Sol. La gente utiliza un método similar para producir sal para el consumo humano en piscinas de agua salada en la Tierra», añadió Bickel.
Marte podría tener más agua de lo que se creía
Este descubrimiento cobra aún más relevancia a la luz de hallazgos recientes que sugieren que Marte podría tener más agua de lo que se pensaba inicialmente. En junio, los astrónomos anunciaron el descubrimiento de «al menos 150.000 toneladas» de escarcha de agua en las cumbres de algunos de los volcanes más altos de Marte. Y en agosto, los científicos revelaron la posible existencia de un enorme océano oculto bajo la superficie del planeta, con agua suficiente para cubrir Marte con 1,6 km de profundidad.
La «cara sonriente» de Marte y los depósitos de sal asociados son ahora objetivos primordiales para la exploración astrobiológica. Futuras misiones robóticas se centrarán en estos depósitos de cloruro, que podrían contener la respuesta a una de las preguntas más grandes de la humanidad: ¿Albergó Marte alguna vez vida?
Con información de ESA, Live Science y Scientific Data