Vacío pero lleno de luz estará el famoso Sambodromo de Río de Janeiro este Carnaval en un homenaje a las víctimas de coronavirus, que anunció que el Carnaval no se realizará debido a la pandemia. Brasil es el tercer país más afectado, con casi 10 millones de contagios.
El silencio de la samba ensordece a Río de Janeiro. Es fin de semana de carnaval y no hay música en las calles, las comparsas y los majestuosos desfiles están dormidos y hasta el cielo se cubrió de un gris plomizo para hacer eco a la icónica fiesta que no fue por culpa de la pandemia del coronavirus.
Cada año por esta época, Río está en su máximo esplendor y en sus calles solo hay fiesta, excesos y algarabía, pero en 2021 todo cambió. Por primera vez en 180 años, no tuvo su icónico carnaval, que fue cancelado para evitar una mayor propagación del virus que ya deja en Brasil unos 238.000 muertos y casi 10 millones de contagios, entre los que se cuentan 18.000 cariocas fallecidos y otros 195.000 infectados.
En el que este año sería el primer sábado y domingo de la gran fiesta, la «cidade maravilhosa» perdió su esencia carnavalesca y su jornada transcurría como cualquier otra, en calma, sin mucho tráfico y con poca gente en las calles.
La avenida Primera de Marzo, históricamente inundada por la marea de gente que entre sambas y marchinhas (ritmos carnavalesco) acompañaban al «Cordao de bola preta», el bloco (comparsa callejera) más tradicional de Río y que moviliza más de un millón de folioes (fiesteros) cada año, hoy sólo cumplía su misión de albergar el tránsito de vehículos en el corazón de la ciudad.
Lo mismo se vio en la avenida Río Branco, el eje urbanístico de la ciudad y en la plaza Cinelandia, una de las más antiguas e icónicas de Río; también en los Arcos de Lapa, lugares donde miles de personas se concentraban alrededor de los blocos un sábado de carnaval y hoy solo eran visitados por contados turistas.