Es un hecho que el equilibrio ecológico de nuestro planeta es tema serio, reconocer el cambio climático global como un proceso que lo amenaza es tarea fundamental para poder impulsar acciones que contribuyan a mitigar los efectos que hemos causado los seres humanos. Sin embargo, aunque parecemos estar más atentos a la materia, porque nos afecta directa o indirectamente, el cambio climático global sigue siendo un problema con una percepción social muy genérico que no identifica las características, causas y consecuencias sobre los diferentes ecosistemas y precisamente esta falta de información impide promover prácticas sociales efectivas que mitiguen los efectos del cambio climático global.
¿Que hacer para romper esa tendencia? Sin duda que se debe difundir más información entre los habitantes para alertar sobre la necesidad de cambiar hábitos de consumo irresponsables. En México por ejemplo, un tema que se percibe de varias encuestas es la alteración sobre la disponibilidad del agua. Y es que cada vez es más frecuente tratar de paliar la falta del vital líquido en centros urbanos en el país, trayéndole de fuente más lejanas, no hay una política integral a nivel nacional sobre el efecto del cambio climático y la disponibilidad de agua que vaya de la mano de una nueva cultura del agua entre los usuarios para ahorrar y cuidar el vital líquido. Y a pesar que resultan muy costosos los procesos de traslado, potabilización, cloración y distribución del agua, la gente no quiere pagar el servicio. Peor aún. La tira, no la cuida y tienen hábitos de consumo irresponsables. Pero también el tema del agua se posiciona entre las principales preocupaciones en México por la escasez del líquido, por las sequías, por las inundaciones y por los fenómenos meteorológicos como huracanes o lluvias atípicas.
Por otro lado, en México existe fuerte entramado jurídico e institucional, pero resulta compleja o difícil su implementación. El Senado de la República recién publicó esta semana su “Visor Ciudadano No. 57, Percepciones sociales sobre el cambio climático en México” y considera que no hay una vigilancia efectiva sobre el uso de suelo, la protección de las áreas de conservación y la restricción a construir en zonas de riesgo (barrancas o planicies fluviales). No obstante reconoce una serie de oportunidades que se pueden impulsar, como el robustecer el sistema de indicadores de los programas federales y locales relacionados al cambio climático, de manera que las autoridades cuenten con más y mejor información para saber si la implementación de las políticas públicas en la materia están alcanzando los resultados esperados y, de lo contrario, identificar los aspectos que se deben corregir.
Otro punto sería el desarrollo de indicadores que permitan saber la efectividad de los programas climáticos forma parte de un cambio institucional que deje de ser reactivo para adentrarse en una cultura preventiva que disminuya los peligros asociados a este fenómeno. Para esta cultura preventiva en la gestión social del riesgo asociado al cambio climático será indispensable una mejor coordinación entre los diferentes niveles de gobierno para la implementación de los programas y políticas, así como continuar invirtiendo en los rubros relacionados a la investigación y la innovación tecnológica para tomar decisiones basadas en la mejor evidencia empírica disponible en el momento.
Mire amable lector, nada más para darnos una idea de como está el tema, atendiendo cifras del Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático, a nivel mundial México ocupa el décimo segundo lugar en la emisión de gases de efecto invernadero por quema de combustibles fósiles, por encima de países como Italia y Francia. Otro dato. el 72% de la población encuestada por el Pew Research Center considera que la principal amenaza del país es el cambio climático global. El interés y la percepción social de la importancia que representa este fenómeno ha crecido en nuestro país en los últimos diez años, sus afectaciones las percibimos y sentimos más frecuentemente, el tema tiene que ver también mucho con concientizar a la gente y fortalecer una política nacional integral sobre la materia, no hay tiempo que perder.