Tal vez uno de los misterios mas grandes del mundo, que hasta ahora nadie ha podido resolver, sea el de “Los niños verdes de Europa”. La versión más antigua que se conoce de ese relato, data del siglo XIII, cuando el cronista inglés Gervasio del Tilbury registró una peculiar historia, donde hablaba de un poblado llamado Bury. St. Edmunds, en el cual, al menos cien años antes, durante el siglo XII, sus habitantes aseguraban haber conseguido en el bosque dos niños, un niño y una niña, cuya piel era totalmente de color verde.
Según relata Tilbury, los pobladores dieron testimonio de que un día de verano se encontraron frente a frente con dos niños que a simple vista se podían percibir desorientados y muy débiles. No obstante –según la narración- lo que más sorprendió a los pobladores fue el color de la piel de estos infantes, quienes a pesar de tener todos sus rasgos humanos, eran de un color del que nunca se ha visto a una persona, razón por la cual fueron bautizados por el cronista como “los niños verdes de Woolpit”.
La historia continúa diciendo que los habitantes de Bury St. Edmunds trataron de comunicarse con los niños, sin lograrlo, ya que estos hablaban un lenguaje desconocido, que impedía que pudieran decirles a los habitantes de la ciudad quiénes eran, de dónde venían o cómo habían llegado hasta ese poblado.
Sin posibilidades de comunicación, lo pobladores trataron entonces de alimentarlos, sin embargo, tampoco tuvieron éxito, los niños rechazaron todo tipo de alimentos, hasta que les ofrecieron frijoles, los cuales aceptaron y comieron. Los niños se quedaron en el poblado, bajo la protección de sus ciudadanos. Incluso –afirma el relato- a medida que comían los alimentos de la zona, su piel comenzó a perder el tono verde, tornándose similar a la de los habitantes de Bury. St. Edmunds.
Según la crónica, el niño no pudo adaptarse del todo, y con los años se debilitó y murió, dejando a quien se suponía era su hermana, sola, en esa ciudad inglesa. La niña por su parte sí lo logró, consiguiendo crecer y llegar a la edad adulta, cuando fue desposada por un habitante del poblado. Quizás por esta razón – tal como registra Tilbury- en los años siguientes el niño, quien al parecer no se adaptó, se debilitó aún más, y murió,
Al parecer la niña se quedó en el poblado, en el cual creció hasta la edad adulta, cuando se casó –según el relato- con un caballero, perteneciente a un poblado conocido como la ciudad de King´s Lynn. La historia dice que su nuevo esposo le enseñó a la misteriosa mujer a hablar inglés, y cuando ésta dominó la lengua reveló el testimonio de su identidad, dejando aún más confundidos a los habitantes de este poblado inglés.
Según lo relatado ella y su hermano no eran de esta Tierra
Según lo relatado por la mujer ella y su hermano no eran de esta tierra, sino que pertenecían a un mundo cavernoso y enorme, donde todos eran de color verde y no existía la luz del sol, sólo un ligero resplandor que hacía que su mundo se viera como un eterno “crepúsculo”.
En esta tierra –cuenta la mujer de la crónica- había un gran río, que separaba su tierra de otro extremo, en el cual se podía ver una gran luz. Un día, ella se encontraba jugando con su hermano, cuando escucharon sonidos de campana, en un de los túneles. Decidieron entonces averiguar de qué se trataba, encontrándose con un túnel que iba hacia arriba.
Luego de un largo viaje de dos días salieron finalmente a un tierra, donde brillaba una gran luz, luego de permanecer unos minutos, quisieron regresar, pero lo luz del sol –prosigue la crónica- no los dejaba ver por dónde habían llegado, momento en el cual aparecieron los aldeanos, y se los llevaron a Bury. St. Edmunds. Lo más extraño de este relato, es que al parecer Inglaterra no es la única nación europea que dice contar con una historia similar, donde dos niños verdes son hallados por los pobladores.
No obstante, la más parecida es la historia de “los niños verdes de Banjos”, que narra que durante el otoño de 1887, cerca de una localidad de Barcelona, España, unos agricultores escucharon gritos, cerca de sus cultivos. Al acercarse, se encontraron con dos niños a la entrada de una cueva, los cuales se encontraban muy asustados. Según esta historia española, los niños gritaban en un idioma desconocido para los agricultores, y estaban vestidos con una extraña tela metálica. No obstante, igual que la historia de Inglaterra, sus pieles eran de color totalmente verde.
Al igual que en la crónica británica, los niños fueron llevados al poblado y se les ofreció comida, sin que la aceptaran. Pronto, el niño enfermó y murió. Sin embargo su hermana pudo comer, y adaptarse a la dieta, que asombrosamente –al igual que la niña verde de Inglaterra- iba quitándole el color ver de su piel, para darle un tono caucásico, muy similar a la de los habitantes de la región.
De acuerdo con el relato español, la niña vivió durante cinco años más en la aldea, tiempo durante el cual aprendió el idioma, logrando explicar el origen de ella y su hermano. Al igual que la niña verde de Inglaterra, la de España relató que ella y su hermano provenían de una tierra donde no había sol, y donde todos tenían la piel de color verde.
Así mismo, la muchacha contó que un día mientras paseaba con su hermano, escucharon un gran ruído, y de repente algo los empujó a través de un túnel, hasta que aparecieron en la entrada de la cueva donde fueron hallados por los agricultores. No obstante –prosigue el relato- la muchacha murió a muy corta edad, y con ella se fueron los secretos de esa extraña tierra que describía.
Los asombrosos parecidos entre ambas historias han sido interpretados de varias formas. Para algunos es simplemente una confusión literaria, en la que en algún momento alguien confundió los nombres, registrando la misma historia en otro lugar, dando así origen a dos historias, que en realidad son una.
Para otros, en cambio, significa que esta historia se ha repetido en varias épocas, pues más allá de las coincidencias, la diferencia cronológica entre una y otra es de siete siglos, además de que en otros países como Francia o Alemania existen historias que también refieren el hallazgo de niños con piel de color verde.
Ante estas crónicas y relatos antiguos, los entusiastas de la creencia en otros mundos han insinuado que probablemente esta historia esté relacionada con la existencia de otras dimensiones, como la Teoría de la Tierra Hueca, y que un hecho importante del relato que las crónicas atribuyen a la muchacha es que tiene lugar siglos antes de que teorías de este tipo fueran elaboradas.
Por su parte los más escépticos prefieren la versión de algunos historiadores que han creído que el relato que quizás dio origen a estas crónicas, al parecer fantásticas, sea una antigua leyenda medieval, que habla sobre el conde de Norfolk, el cual decidió envenenar con arsénico y abandonar en el bosque a una pareja de niños que debía cuidar, quedando como único heredero de la fortuna de los niños.
No obstante, según esta hipótesis, el Conde fracasó en su intento, y estos son los niños que los pobladores encontraron verdes y enfermos. Los seguidores de esta tesis se basan en las evidencias médicas, donde algunos cuerpos envenenados con arsénico se tornan de color verde, así como ciertos grados de anemia crónica pueden conducir a la piel a tomar esa tonalidad.
Sin embargo, lo creyentes de otras dimensiones, afirman que eso no aclara el misterio de por qué los niños hablaban otro idioma o la procedencia de su extraña ropa.
Al parecer, ante la falta de evidencias que vengan a comprobar si en realidad se trata de seres de otra dimensión o de un par de niños envenenados con arsénico por su tutor legal, el caso de “los niños verdes de Europa” seguirá siendo un misterio.