El Gobierno Mexicano no ha realizado las reformas necesarias para frenar la violencia e impunidad contra la prensa, por lo que sigue como uno de los países más peligrosos y mortíferos del mundo para ejercer el periodismo, señaló Reporteros Sin Fronteras en el informe anual publicado este martes 20 de abril, donde el país aparece en la posición 143.
Además, acusa que cuando los periodistas mexicanos investigan temas molestos para el gobierno o relacionados con el crimen organizado, especialmente a nivel local, sufren amenazas e intimidaciones y “pueden ser asesinados a sangre fría”.
“Numerosos periodistas han desaparecido en el país, otros se han visto obligados a exiliarse para ponerse a salvo”, se indica en el reporte.
Aunado a la colusión de las autoridades y los políticos con el crimen organizado, lo que amenaza la seguridad de los periodistas y obstaculiza el funcionamiento de la justicia.
La lista de países elaborada por RSF sigue encabezada por los nórdicos, con Noruega en la cúspide un año más pese a los problemas que los medios de ese país han tenido para acceder a datos públicos sobre la pandemia.
Finlandia se mantiene en segundo lugar por delante de Suecia, que arrebata la tercera posición a Dinamarca.
Solo 12 países presumen de una situación «óptima» o «muy satisfactoria» para la prensa, el número más bajo desde 2013 y un reducido grupo del que ha salido Alemania (puesto 13) por las agresiones sufridas por numerosos reporteros que cubrían protestas negacionistas o extremistas contra las restricciones sanitarias.
En esa misma zona intermedia de la lista se encuentra Estados Unidos (44), que ha registrado un récord de agresiones (casi 400) y de arrestos de periodistas (130) durante el tramo final del mandato de Donald Trump.
España, que ocupa el puesto 29, ha visto cómo las autoridades de las islas Canarias han optado por diferentes formas de obstrucción al acceso de las informaciones sobre la llegada de inmigrantes. Bien han ocultado los lugares de los desembarcos, bien han procedido a obstáculos físicos para dificultar la toma de imágenes.
Brasil, gobernado por Jair Bolsonaro, pierde cuatro puestos, hasta el 111, y entra en la zona roja, donde la situación de la libertad de prensa es delicada, a causa de los insultos, la estigmatización y las humillaciones públicas orquestadas contra periodistas.
En ese mismo tramo aparecen países como la India (142), México (143) o Rusia (150), cuyo aparato represor se ha obstinado en impedir la cobertura mediática de las manifestaciones en favor de Alexéi Navalni.
China (177) mantiene su censura a elevados niveles, por lo que sigue en la «zona negra» de una lista que vuelven a cerrar Turkmenistán (178), Corea del Norte (179) y Eritrea (180), que cae dos puestos para convertirse en el farolillo rojo.