La isla de Puerto Rico enfrenta una nueva catástrofe natural cuando aún no se ha repuesto del huracán María, que hace exactamente cinco años devastó gran parte de este territorio estadounidense, y que causó la muerte de casi 3.000 personas y daños calculados en miles de millones de dólares.

Esta vez fue el huracán Fiona, que con categoría 1 comenzó a azotar la isla el sábado con lluvias torrenciales y vientos sostenidos de 137 Km/h, y cuyos efectos todavía hacían estragos este lunes, pese a que el sistema se encontraba sobre la República Dominicana.

Hasta el momento, medios locales han informado sobre la muerte de cuatro personas por efectos directos o indirectos del ciclón, mientras que unas 2,000 se encuentran en refugios del Estado.

Imágenes en redes sociales mostraban puentes destruidos, zonas residenciales bajo agua, ríos desbordados, socavones y enormes deslaves. Los videos de complejas operaciones de rescate, lideradas por militares, personal local de las agencias de seguridad y las propias comunidades afectadas también recorrían internet.

De acuerdo con el experto, en Puerto Rico ha llovido durante unas 60 horas desde que comenzó el fin de semana. Las acumulaciones de lluvia, que aún no han terminado de calcularse porque la precipitación continúa, rondan por el momento las 63,5 centímetros.

Aunque las autoridades se encuentran en una primera fase de respuesta a la emergencia y no tienen números exactos sobre los daños, el evento, según el gobernador Pedro Pierluisi, dejó pérdidas «catastróficas», en una isla que desde hace dos décadas lucha con una deuda pública que ha tenido dificultades para pagar.

«En muchas áreas que nunca había tenido inundaciones, ha habido acumulación de agua sin precedente. De hecho, en muchas áreas ha sido mayor de lo que vimos en el huracán María», dijo en conferencia de prensa el gobernador.

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