No querías la cuarentena ni el confinamiento, pero ahora hay temor de salir, ya no te sientes a gusto cuando sales por «algo básico», esta sensación podría tratarse del “síndrome de la cabaña”, que los expertos definen cuando experimentamos temor por salir a la calle, se trata del miedo a contactar con otras personas fuera de las paredes de nuestra casa, a realizar actividades que antes eran cotidianas como trabajar fuera de casa, a tomar medios de transporte público y a relacionarnos con otras personas conocidas.

No obstante, es importante remarcar que no se trata de un trastorno psicológico, por lo que no hay definición oficial sobre ello. Más bien hablamos de una consecuencia conocida, o incluso podría verse como “natural”, al hecho de pasar tanto tiempo encerrados.

Quien experimenta el “síndrome de la cabaña” puede experimentar ahora, por un lado confort, seguridad y tranquilidad en las actividades en casa, y por otro lado, ansiedad, e irritabilidad por el mero hecho de pensar en salir a la calle o retomar la vida que tenía antes del confinamiento.

Las personas que se pasan el confinamiento solas, tienen más posibilidades de desarrollar el “síndrome de la cabaña”. El hábito de no tener ningún contacto físico o cercano con otra persona puede haber creado una forma de rechazo a lo que ahora es excepcional, que es el contacto con los demás.

Si se están experimentando síntomas de este síndrome, es importante tener claro que las salidas deben ser graduales, de manera que cada uno pueda ir regulando qué necesita y cómo. Especialmente desde que se permiten las salidas a pasear y hacer ejercicio, según horarios, es útil aprovecharlas para ir graduando nuestro contacto con el exterior. Ya sea por el mero hecho de exponernos a la calle, al ruido, a otras personas desconocidas, como así mismo a poder emplear esas salidas en realizar algo que nos agrada o que nos pueda aportar una leve sensación agradable, al menos al principio. Disfrutar del sol en la piel, facilitar el contacto con algo de naturaleza como un parque o el mar. Si asociamos la salida, que nos agobia, con una consecuencia de placer (dentro de las posibilidades existentes) es algo más fácil que volvamos a repetir la experiencia al día siguiente.

Otra recomendación para aliviar los síntomas del “síndrome de la cabaña” es respetar y seguir los protocolos estipulados por las autoridades de salud. Frente al miedo al contagio, las pautas de distanciamiento social, lavado de manos y uso de cubrebocas, entre otras, nos pueden proporcionar cierta sensación de seguridad. ¿Y tú te has sentido de esa manera?

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